"Me gusta que me atiendan"

VIDA Y MILAGROS. Su padre llegó de Suiza para ser panadero y pastelero del hotel Country Club, pero pronto se independizó para abrir su propio negocio. La Tiendecita Blanca ya cumplió 70 años de vida y este es el pensamiento del único heredero: Alberto Bachmann
No le gustan las entrevistas y quiere controlarlo todo. Se pone nervioso cuando sabe que no podrá revisar antes sus respuestas. Alberto Bachmann es un hombre a quien le gusta tener el control de las cosas. Dicen que es tímido y reservado. Hombre de humor, tiene amigos periodistas, pero no da conferencias de prensa. El negocio de su padre acaba de cumplir 70 años y esta conversación es una excepción. La Tiendecita Blanca hoy es el restaurante más antiguo de Miraflores y no oculta su orgullo. De su padre, el fundador, podría hablar horas enteras. Abrir su vida le cuesta más. Lleva el nombre y apellido de su padre suizo, pero hay dos cosas que no ha heredado: no es puntual y a veces peca de desordenado. Lo reconoce. El gran secreto para cumplir tantos años de negocio es uno solo: calidad. Calidad y disciplina para mantenerla, aclara.
EL COMECIO:
¿Es verdad que Alberto Bachmann debería ser el canciller del Perú?
Negativo.
Como dicen que es tan diplomático y acepta a todas las sangres...
No es que las acepte, todas las personas son clientes nuestros y todos son bien recibidos, vienen por un servicio y se les da.
¿Algún político le ha dicho: Alberto, ven a mi partido?Me lo han dicho, pero no es lo mío. Por el momento la política viene a alimentarse, nada más.
¿Desde cuándo los políticos se reúnen aquí?
Desde que yo tengo uso de razón. Javier Valle Riestra nos contó el otro día que Haya de la Torre conversaba con mi padre en la trastienda. Aquí he visto pasar a gente sencilla que termina en cargos altos y después vuelven a ser los mismos.
¿Es verdad que aquí puede pasar de todo y nadie dirá nada?Aquí hay privacidad. En las épocas del terrorismo pusimos cámaras, pero luego en el gobierno de Fujimori la gente se asustó porque pensaban que grabábamos, cuando eran cámaras de seguridad. Nunca se grabó. Hoy la gente ve una cámara y se intimida, pero en aquella época, cuando voló Tarata, la mejor defensa fue ser disuasivo.
¿Y qué pensó cuando se enteró de que durante el fujimontesinismo se instalaron micrófonos y cámaras en algunos restaurantes?
Eso fue una chanchada.
¿Cuán difícil fue sobrevivir en las épocas del terrorismo?
Económicamente muy difícil, las ventas bajaron a un 10%, la gente no salía para nada.
¿En algún momento pensaron en cerrar el restaurante?
Nunca pasó por nuestra cabeza. Mi padre llegó a ver cuando apresaron a Abimael Guzmán y ese fue el último gusto que tuvo antes de morir. No se le pasó cerrar porque era el esfuerzo de toda una vida. Antes de que McDonald's llegara al óvalo, nos ofrecieron comprar el local y no lo hicimos porque esto es obra y gracia de mi padre.
¿O sea que por poco McDonald's desaparece la Tiendecita Blanca?
Casi, pero mi padre habría dado tres saltos mortales en su tumba y yo no quería eso.
De hecho resucitaba.Ja, ja, ja, y me tiraba una hamburguesa encima. Mi padre fue un hombre excepcional que llegó al Perú en 1926. Llegó a los 28 años, como panadero y pastelero y después de doce o trece años se independizó y abrió la Tiendecita. Si observas el restaurante hay cuatro ventanales y cada uno era una tiendecita, él fue comprándolas una por una. Yo nací en el 'huévalo' de Miraflores, aquí crecí. Mi padre tenía 60 años y nunca abandonó el barco. Muchos años después yo me gradué en hotelería, en Suiza, y regresé en 1980 porque quería acompañarlo.
¿Cuesta ser hijo único?
Cuesta cuando tus padres se vuelven mayores y eres el único responsable. Muchas veces no podía ir a ninguna parte porque tenía que estar pendiente. Recuerda que mi padre me tuvo cuando tenía 60 años.
El problema es que no se tiene hermanos en quien apoyarse.Estás solo. Además todas las expectativas recaen en ti, no puedes meter la pata, no debes. Igual yo he metido la pata muchas veces.
Lo reconoce...Claro que sí, hay que decir me equivoqué, me gustaría que no volviera a pasar y seguir adelante, así se madura.
¿Es verdad que es engreído?
Me encanta que me engrían.
¿Y qué le enseñó su padre?
La perseverancia. Él no hablaba de conseguir dinero, sino de tener éxito. Hay que ser bueno en lo que haces. Eso me decía. Mi padre era un hombre de buen comer, de buena sobremesa. Mi madre era ayacuchana, hija de italiano y española, era profesora y se enamoró de mi padre
¿Dónde lo conoció?
No lo sé.
¿Cómo no va a saber?
No lo sé, supongo que ella vendría a la tienda, lo habrá visto, no les pregunté. Supongo que todo pasó en la Tiendecita: mi padre atendía en pantalones y sin camisa.
¿Sin camisa?
Claro, era el increíble Hulk, a los 90 años tenía más bíceps que yo. En esa época solo se ponía mandil porque en los cuarenta no había máquinas amasadoras. Imagínate los brazos que tenía, era un hombre grande. Todo un personaje.
Usted también lo es.Yo siempre he sido el gordito de la Tiendecita. Regresé de Suiza flaco, pero luego engordé. He llegado a bajar 25 kilos , pero vuelvo a engordar, ahora estamos en 130 kilos maravillosos y me toca bajar de nuevo, pero no le digas a mi esposa.
Tiene que cuidarse el corazón.Acabo de hacer mi prueba de esfuerzo y he salido cero kilómetros.
¿Es verdad que es un hombre tímido?
Seguro, depende de la cantidad de whisky, ja, ja, ja. Soy perfil bajo.
¿Usted es el amigo de todos?
No, por supuesto que hay gente que se porta mal y no me gustaría que se llamara amiga mía, pero obviamente no cierro las puertas: lo cortés no quita lo valiente.
Dicen que las segundas generaciones echan a perder la fortuna. En su caso ha sido diferente.Cuando regresé de Suiza, a los 23 años, comencé a trabajar con mi padre. Viví el tiempo de las vacas gordas y de las flacas. Me di cuenta lo fácil que es perder y al final te vuelves más responsable. De tanto haber visto a mi padre aprendí a respetar lo que hacía. Millonario no soy, pero sí me cuido de tener seguridad. Los hijos que despilfarran las herencias es porque no han visto el esfuerzo de sus padres.
¿Y por qué el dinero destruye familias?
Mire lo que está pasando con el señor Tudela y Barreda y sus hijos, toda la pelea por la herencia.Tal vez se les pasó por alto los valores. Todo está en la educación de los niños. El dinero sirve para vivir, pero no entiendo por qué la gente se pierde por él. Mi padre siempre decía que no sirve tener mucho dinero, que es como la comida, que si uno come más de tres veces al día engorda y se muere. Imagino que mientras más ceros es más difícil perder la brújula. Siempre dicen: primero el dinero y una vez que lo tienes deseas poder, debe ser cierto, no lo sé.
¿Usted no es poderoso?¿Lo dices por mi barriga?
Ja, ja, ja.
¿De tanto atender a políticos, qué ha aprendido del poder?
Que va y viene. Que no hay que marearse. El poder es capaz de destruir familias, amigos, todo.
¿Tiene amigos políticos?
Sí, pero no te diré nombres para no resentir a nadie. Hay que saber respetar la intimidad de los amigos. Cuando eres hijo único escoges a tus hermanos y ellos son tus amigos, por eso los cuido.
¿Usted cocina?
La verdad es que prefiero que me cocinen. A mí me gusta que me atiendan, que me engrían. Yo he trabajado en la cocina, en el servicio, en la recepción, por eso aprecio mucho a las personas que me atienden.
Los huevos de chocolate de su restaurante son una tradición. Algunos novios incluso ponen los anillos dentro de ellos. ¿Como le pidió usted la mano a su esposa?No me acuerdo.
No se pase, pues. De verdad, no me acuerdo. Primero convivimos, después nació Daniela y cuando tuvimos que hacer los papeles para el colegio nos dimos cuenta de que no nos habíamos casado. ¡Ya!, dije: champán, Paracas, alcalde, hay que casarnos. Así fue. Todo muy natural. Ahora Mónica trabaja conmigo y es una bendición: es mi brazo derecho. Una buena madre y excelente compañera.
¿Qué no le gusta de usted?
Que no puedo controlar mi peso, eso me fastidia. La dieta es la historia de mi vida.

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